Galeno: El padre de la farmacia moderna

Galeno: El padre de la farmacia moderna

Claudio de Pérgamo (Claudio Galeno)

Hace siglos la humanidad ha buscado medios para aliviar sus dolores y enfermedades. Prácticamente en todas las civilizaciones antiguas hay citaciones sobre el poder curativo de sustancias animales, vegetales y minerales.

La milenaria cultura china está repleta de medicinas extraídas de las más diversas fuentes. En las Américas, los Incas, Mayas, Aztecas y Mapuches ya dominaban técnicas de extraer medicamentos naturales. En el Oriente Medio, hierbas naturales y aromáticas eran usadas para diversos males.

Nosotros, occidentales del “nuevo mundo” sufrimos influencias de varias culturas, pero la medicina que hoy predomina con base en conocimiento técnico y científico tuvo origen en la época del Imperio Romano. En aquel tiempo los estudiantes de medicina empezaron a registrar en libros todo el conocimiento adquirido. El famoso libro “De materia médica”, del médico y farmacólogo griego Dioscórides, puso base para la farmacología moderna.

Pero en el año 129 d.C. nacía en Pérgamo (actual Bergama, Turquía), región entonces dominada por el Imperio Greco-Romano, el filósofo, astrólogo, farmacólogo y médico Claudio de Pérgamo. De una familia adinerada e importante cuyo patriarca era Aeulius Nicon. Llegó a ser llamado Claudio Galeno, pero después se supo que ese nombre le fue dado en la Edad Media, no correspondiendo a su nombre verdadero.

Galeno estudió varias ciencias hasta concentrar toda su atención a la medicina y farmacología.

Galeno de Pérgamo revolucionó todo el conocimiento médico científico de su época, ese médico Greco-Romano produjo cerca de quinientos libros y tratados médicos científicos.

Sus libros sobre medicina y anatomía estructuran pensamientos médicos desde la edad media hasta nos tiempos actuales. La palabra ¨Galénico¨ hasta hoy, hace referencia a medicamentos hechos con metodología prescrita en base científica.

Después de varios años de estudio, Galeno se estableció como doctor en Alejandría, Egipto que era el centro médico de su época. Allá hizo fama y fortuna. Alrededor del año 162 d.C., Galeno fue a vivir en Roma donde se convirtió en el médico personal del emperador Marcos Aurelius y después de su hijo Commodus. Galeno también era responsable de atender a una escuela de gladiadores y fue ahí donde pudo mejorar sus conocimientos en anatomía humana ya que los gladiadores llegaban a sus manos con graves heridas mutiladoras.

Fue responsable de la estructuración de la farmacia científica, la industria farmacéutica y de la medicina moderna. Galeno tuvo su propia farmacia y descubrió un centenar de medicamentos, los cuáles catalogó y registró detalladamente la manera de cómo eran hechos, y esa metodología fue siempre una característica marcadora de su trabajo.

Describió con precisión las cantidades, formas farmacológicas, dosis y posología de los principios activos que usaba. Ya en su época, él sabía que la diferencia entre un remedio y un veneno era la dosis que fuese utilizada.

Fue un científico que estuvo siempre adelante de su tiempo. Probó que muchas de las teorías vigentes en la época estaban equivocadas, como la de que ¨Las arterias conducían aire¨ cómo pensaban Erasístrato y Herófilo.  Demostró que era el cerebro el responsable en controlar la voz, descubrió las válvulas de corazón, descubrió también las funciones de los riñones y de la vejiga.

Aunque Galeno corrigió errores de concepto de sus contemporáneos, una de sus teorías de que “la sangre fluya de una lado a otro en las arterias”, también fue corregida, pero solamente más de mil años después en 1628, cuando el inglés Willian Harvey mostró que la sangre circula por un sistema unilateral y cerrado.

Sí Galeno viviese en los tiempos actuales, tal vez quedase impresionado por la modernidad, el avance, la precisión en la síntesis de nuevas moléculas en la industria farmacéutica y las varias formas de aplicación de los fármacos modernos, pero tal vez no,  porque él siempre desde su época,  buscó y persiguió conseguir  la excelencia y la perfección.

 

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